jueves, 18 de agosto de 2011

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«Vicente Huidobro provenía de un medio acomodado, en todo caso, menos humilde que el de Neruda[…] recibió una eduación artística muy profunda, por lo que su poesía, de una gran belleza formal, impregnó de elegancia a todo el país. Soñábamos todos con Europa, con la cultura… Huidobro nos dió una gran lección de estética.

El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia. Hay en su garganta un incendio inextinguible*.

Había también una mujer…».



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