viernes, 19 de agosto de 2011

Poetas chilenos desde el acto poético

La inquietud sobre las posibilidades de vivificar la poesía y la literatura en general atrajo mi atención hacia la lectura que hace Alejandro Jodorowsky, en su libro Psicomagia, de cinco poetas chilenos del siglo pasado.

A continuación corto y pego fragmentos de lo que dice. Adviértase que se hará por entregas y yendo en contra de la lógica de publicación del blog: nada de que los últimos serán los primeros. 

A manera de introducción:


«Poesía hay en todas partes. Pero la vida poética, en cambio, es un bien más escaso. ¿En cuántos países existe una atmósfera realmente poética? Sin duda, la antigua China era una tierra de poesía. Pero pienso que, en los años cincuenta, en Chile se vivía poéticamente como en ningún otro país del mundo.

La poesía lo impregnaba todo: la enseñanza, la política, la vida cultural… El pueblo mismo vivía inmerso en la poesía. Eso era debido al temperamento propio de los chilenos y más particularmente a a influencia de cinco de nuestros poetas, que se transformaron para mí en una especie de arquetipos. Fueron ellos quienes moldearon mi existencia en un comienzo. El más conocido de ellos era nada menos que…»


¿Quién será? Descúbralo en la próxima entrada (o busque el libro en internet… en estos tiempos ya no hay suspenso).

jueves, 18 de agosto de 2011

1

«…Pablo Neruda, un hombre políticamente muy activo, exuberante, muy prolífico en su escritura y que, sobre todo, vivía como un auténtico poeta.

Vivir como un auténtico poeta es, en primer lugar, no temer, atreverse a dar, tener la audacia de vivir con cierta desmesura. Neruda construyó una casa en forma de castillo, congregando en torno a él a un pueblo entero, fue senador, y casi llegó a ser presidente de la república… Entrego su vida al Partido Comunista, por idealismo, porque deseaba realmente llevar a cabo una revolución social, construir un mundo más justo… Y su poesía marcó a toda la juventud chilena. En Chile, ¡incluso los borrachos en plena sesión alcohólica declamaban versos de Neruda! Su poesía era recitada tanto en los colegios como en la calle. Todo el mundo quería ser poeta, como él. ¡No hablo sólo de los estudiantes, sino de obreros e incluso borrachos que hablaban en verso! Supo captar en sus versos todo el ambiente loco del país.



Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notorio con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.*





Aparte de Neruda, que gozaba de fama mundial, otros cuatro poetas fueron de importancia capital…»


* Jodorowsky cita en su libro ese fragmento, el cual es parte del poema titulado «Walking around» que pueden encontrar en: Pablo Neruda Antología general, Alfaguara, Lima, 2010, p. 130-132.

2

«Vicente Huidobro provenía de un medio acomodado, en todo caso, menos humilde que el de Neruda[…] recibió una eduación artística muy profunda, por lo que su poesía, de una gran belleza formal, impregnó de elegancia a todo el país. Soñábamos todos con Europa, con la cultura… Huidobro nos dió una gran lección de estética.

El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia. Hay en su garganta un incendio inextinguible*.

Había también una mujer…».



3

[…] Gabriela Mistral. Su apariencia era la de una dama seca, austera, muy alejada de la poesía sensual. Ella enseñaba en las escuelas populares, y esta pequeña institutriz llegó a transformarse para nosotros en un símbolo de paz. Nos enseñó la exigencia moral respecto del dolor del mundo. Gabriela Mistral era para los chilenos una especie de gurú, muy mística, una figura de madre universal. Ella hablaba de Dios pero daba fe de un rigor tal… Escucha estos fragmentos de su «Oración de la Maestra» (la maestra en cuestión era, naturalmente, la institutriz):

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra… Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren… Hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida… Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana… Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia.*

*Fragmentos de «La oración de la maestra». 

El cuarto se llamaba…

lunes, 1 de agosto de 2011

Actualización del tópico

aurea mediocritas
[tópico literario]
experiencia de la vida moderada • el deseado y elegido punto medio • ni mucho ni poco


No es lo mismo la dorada mediocridad…

Vivir quiero conmigo,
Gozar quiero del bien que debo al Cielo,
A solas, sin testigo,
Libre de amor, de celo,
De odio, de esperanzas, de recelo.

(Fray Luis de León, «Oda a la vida retirada»)

  
… que 500 años después.

Alegría y tristeza es lo mismo
Para mí que no me interesa sentir
Porque en el ángulo de la vida
Yo he decidido ser la bisectriz.

(El Cuarteto de Nos, «Así soy yo»)